El informe Atlas Investment, elaborado por la compañía global de servicios inmobiliarios corporativos señala que la inversión en bienes inmuebles continúa impulsada por el rendimiento, el que se ha mantenido estable y se ha fortalecido aún a pesar de las tasas de interés y la incertidumbre que plantean las tendencias cambiarias.
De acuerdo con el mismo, el volumen de inversión a nivel mundial en el sector superó los US$ 1.600 mil millones en 2017, su punto más alto en los últimos diez años. Esto se debe, en parte, a que los inversores del real estate han ampliado la cartera patrimonial hacia activos menos convencionales y con mayor riesgo, pero aun así siguen prefiriendo volcar más volumen hacia sectores que presentan mayor estabilidad en el tiempo, como el de oficinas para la renta.
Desde 2008 son cada vez más las empresas que están enfocadas en optimizar el rendimiento de la cartera de activos en sus planes de expansión, lo que hace prever que la confianza en el sector inmobiliario, como inversión, se mantendrá alto por lo menos en lo que respecta a renta tradicional.
El informe de Cushman & Wakefield muestra, además, que la diversificación geográfica es impulsada por un mercado laboral más firme, alimentado por la fuerza de la demanda laboral y la adopción de nuevas tecnologías, que generan un mercado cada vez más móvil y dan origen a nuevos submercados emergentes. A futuro esta tendencia podría traducirse en un crecimiento de la renta en las zonas emergentes. Como resultado se observa que las estrategias de inversión están evolucionando a medida que buscan alternativas por fuera de los mercados tradicionales, y están comenzando a dar un paso hacia otros sectores y ubicaciones.
Los beneficios esperados de esta estrategia incluyen retener la liquidez de las propiedades situadas en ciudades conocidas como de nivel 1 -donde destacan París, Londres, New York y Tokio- mientras también se participa del crecimiento que aportan los distritos alternativos emergentes de nivel 2.
De acuerdo con el informe de la compañía global de servicios inmobiliarios corporativos, los submercados de nivel 2 se distinguen por “presentar diferenciales de precios atractivos y, en general, por estar localizados dentro de mercados que tienen el potencial de ser más dominantes regional o sectorialmente. Por lo tanto, brindan oportunidades claras a corto plazo”.
INVERSIONES EN AMÉRICA LATINA
Los datos otorgados por Cushman & Wakefield, muestran que el crecimiento económico, durante el último año, se fue afianzando en Argentina y continuó recuperándose en Brasil, Chile y Perú. La inflación en América del Sur cerró el 2017 en niveles más bajos que en los últimos tres años, debido a la fortaleza del tipo de cambio y la debilidad de la demanda interna entre otros factores. Pese a esto, la inflación se mantendrá contenida, con excepción de Argentina, aunque se espera que irá cediendo a lo largo de 2018 y 2019.
Las mejoras en las condiciones económicas de la región hicieron que la participación de América Latina mantuviera, por tercer año consecutivo (2015, 2016, 2017) el 0,2% del total en la inversión en real estate, alcanzando un promedio de US$ 3.600 millones durante el período 2015-2017. Esto hará que la demanda sobre mercados latinos 0presente un mayor atractivo para inversores extranjeros en 2018 – 2019. Sin embargo, la compra seguirá siendo selectiva, ya que los mercados que experimenten un comercio más fuerte y que cuenten con más estabilidad política, verán un mayor crecimiento en inversiones.
La región de América Latina se encuentra dentro del grupo de mercados emergentes. Sus ciudades son consideradas de nivel 2 con el agregado de que la gran dimensión de algunas megaciudades -como San Pablo y Buenos Aires- facilita el desarrollo de submercados alternativos que presentan diferenciales de precios atractivos.
Fuente: Economía y Negocios