Sillas ajustables al peso del trabajador, que pueden llegar a costar hasta US$ 1.000; reconocimiento facial para el control de acceso y asistencia, y luces que funcionan con sensores son algunos de los cambios que se están incorporando a los espacios de trabajo, indica Cushman & Wakefield. 

Las oficinas inteligentes se están convirtiendo en una tendencia cada vez más creciente en el mundo, y Latinoamérica no queda excluida, haciendo eco al uso del diseño y las tecnologías para mejorar el bienestar de los trabajadores.

En Chile, las grandes empresas se están abriendo a estas nuevas posibilidades de renovación, que entre otras ventajas mejoran la funcionalidad de las oficinas, la comunicación, la sinergia entre los colaboradores y los equipos de trabajo y hasta la proyección de una buena imagen de marca.

Aaron Rozenbaun, arquitecto y project manager de Cushman & Wakefield -empresa global de servicios inmobiliarios corporativos-, quien hoy está desarrollando proyectos de oficinas inteligentes para multinacionales que quieren cambiar sus áreas de trabajo en nuestro país, detalla algunas características de esta nueva tendencia.

  • Puestos de trabajo libres: “Hoy, las empresas están definiendo el nivel de ocupación real de las oficinas y están optando por menos puestos, pues se está implementando el teletrabajo o trabajo a distancia, lo que hace ineficiente tener un espacio por cada trabajador. Por lo mismo, los lugares dejaron de ser asignados a una persona y hoy están pensados para que cualquier colaborador se siente donde más le acomode en el momento. Ya no se dejan fotos familiares, carpetas o cosas personales, hay lockers en cada piso donde se guardan las pertenencias”, afirma.
  • Sillas con autorregulación: Con el fin de entregar una mayor comodidad, se utilizan sillas con soporte lumbar ajustable, que se activan por peso y se van autorregulando, entre otras prestaciones. El valor de cada silla puede llegar a los US$ 1.000, dice el ejecutivo.
  • Impresora en todos los pisos: “Todo se sincroniza por sistema y la persona envía el material que quiere imprimir y con la huella o un código puede sacar la impresión en cualquier piso. Aquí también hay un tema de confidencialidad, pues evita encontrarse con las hojas o información de otros compañeros”, indica.
  • Sensor de presencia para las luces: Con ellos se optimiza el uso de la energía, ya que las luminarias se prenden al detectar un movimiento. También se puede controlar el tipo de luz que se desea según la estación y hora de trabajo.
  • Adiós a las llaves: “Todos los ingresos se han digitalizado y hoy son por reconocimiento facial, huella o una tarjeta que lleva incorporado un chip. A través de estos métodos queda un registro cuando las salas de reunión están en uso, lo que se conoce como sistema de agendamiento de sala”, explica.
  • Climatización por sectores: Con las nuevas tecnologías, los sistemas reconocen la temperatura ideal, pero desde un control remoto o un celular se la puede regular según el sector donde se ubican los trabajadores, evitando afectar al resto del grupo.
  • Purificadores de aire: Una mejor calidad de aire genera más productividad en los trabajadores, evitando trastornos de la concentración, dolores de cabeza, irritación de las vías respiratorias, entre otros, afirma Aaron Rozenbaun.

 

Fuente: Economía y Negocios