Columna escrita por Gustavo Valenzuela, Director de Brokerage.
En la historia del desarrollo de las ciudades se dan momentos excepcionales cuando múltiples factores convergen y, por un tiempo acotado, se generan ventanas de oportunidad para planificar y ejecutar proyectos inmobiliarios de escala mayor, con potencial para generar rentabilidad social.
Dada la excepcionalidad de esos momentos, es entendible que las organizaciones —tanto públicas, como privadas y sociales— no estén preparadas para articular de manera efectiva la gestión que se necesita para capitalizar estas oportunidades. Hoy, por ejemplo, pareciera imposible volver a materializar un proyecto de la escala y calidad urbana que tiene Nueva Las Condes. Basta ver las dificultades que ha enfrentado el Costanera Center.
Sin embargo, existen en Santiago ventanas de oportunidad para generar barrios modernos, armónicamente integrados al tejido urbano y social de la capital. Son barrios de origen industrial que, dada su relativa centralidad y la conectividad que las nuevas líneas de Metro les otorgan, se ajustan de mejor forma para aplicar lo mejor del diseño urbano y servir necesidades de vivienda, equipamiento y comercial. Entre ellas destacan el sector oriente de Vicuña Mackenna, cercano a las estaciones de Metro Ñuble y Rodrigo de Araya; el barrio Franklin, que ahora cuenta con dos líneas de Metro; el sector del extremo nororiente de Quinta Normal, hoy zona industrial exclusiva y la más central de estas ventanas de oportunidad.
Gracias al cambio de plano regulador que impulsa la Municipalidad de Quinta Normal, esta zona verá nuevos destinos para uso residencial y equipamiento. Prontamente la línea 7 del Metro y el tren Santiago-Batuco pasarán por ahí, y por el norte enfrenta el emblemático Parque Renato Poblete, al cual se le podría dar cierta continuidad por Av. Matucana, volviendo a dar uso a la infraestructura ferroviaria. Este barrio tiene acceso
privilegiado a la Costanera Norte y a la autopista central, cuenta con aproximadamente 27 hectáreas con condiciones
estructurales suficientes para recibir un proyecto superior de desarrollo urbano.
Hay ventanas de oportunidad para generar barrios modernos, armónicamente integrados al tejido urbano y social. Hay que aprovecharlas ahora.
Quinta Normal es un ejemplo de oportunidad que debiera ya tener a los interesados conversando. En este caso, sin embargo, es posible que la falta de la conversación se deba a que, por ejemplo, aún no se haya integrado en el proyecto de tren a Batuco la solicitud de esta municipalidad de soterrar la línea ferroviaria a lo menos hasta Avenida Carrascal. Con esta integración se podrían generar cuarenta mil metros cuadrados de parques que, al igual que en Vespucio Oriente, mejorarían la calidad de vida de los vecinos que más lo necesitan.
Debemos mirar el presente y considerar los efectos favorables para el desarrollo urbano de Santiago del futuro; nuestra historia demuestra que hemos sido capaces de hacerlo. Las condiciones macro para aprovechar estas oportunidades están dadas, por lo tanto, es clave que todos los actores
involucrados comencemos a articular la gestión que se necesita. Mientras que los privados teman de los tiempos requeridos para aprobar los estudios necesarios para desarrollar proyectos inmobiliarios grandes, y la sociedad civil desconfíe de los grandes capitales, difícilmente podremos cosechar los frutos para la ciudad. El momento excepcional es ahora y nos convoca a actuar rápido, porque no sabemos cuándo habrá otro.