Por Luis Felipe Bravo. Las perspectivas son positivas para el mercado de oficinas clase A en Santiago para este 2018; que estas perspectivas se mantengan más allá de este año dependerá de la capacidad de reacción por parte de los desarrolladores

 

Tras el triunfo de Sebastián Piñera en las elecciones presidenciales, muchos expertos convergen en que la economía y el sector inmobiliario tendrán un repunte. Conviene entonces analizar

desde ya las implicancias que esto puede tener para el mercado inmobiliario y sus actores. Desde el sector, vemos con muy buenos ojos y gran optimismo lo que será el nuevo escenario político y económico del país, pese a que algunos proyectos podrían desencadenar incertidumbre en el mercado de oficinas.

En lo positivo, un mayor optimismo respecto de la economía y el alza en el precio del cobre de los últimos meses nos hacen pensar en una recuperación de la demanda de espacios, tanto logísticos por parte de las empresas de retail, como de oficinas para las empresas relacionadas a la minería e ingeniería de proyectos. Asimismo, se espera una reactivación respecto de proyectos inmobiliarios que se encontraban en stand by a la espera de los resultados de las elecciones presidenciales.

Por otra parte, los últimos fallos judiciales, que incluso han anulado permisos de edificación, han incrementado la percepción de riesgo en los proyectos de desarrollo inmobiliario. A esto se debe agregar la dificultad de predecir el timing para que los permisos y recepciones sean otorgados, y los imprevistos que puedan surgir, como detenciones de obras ya aprobadas por parte de las municipalidades debido a reclamos de terceros. Ambos factores, denominados en el mercado inmobiliario como el arte de la “permisología”, han desencadenado un encarecimiento de los proyectos, cuyo costo es pagado en definitiva por los compradores o arrendatarios finales.

De acuerdo con nuestro último informe sobre el mercado inmobiliario de oficinas, Santiago tiene actualmente un stock de 1,6 millones de m2 con una vacancia de 7,6%. Esto quiere decir que existe una disponibilidad de 125.000 m2. Considerando que la absorción neta anual promedio de los últimos tres años para Santiago es de aproximadamente 120.000 m2, y que la superficie en construcción clase A para ingreso durante los próximos años son solamente 150.000 m2, tenemos la certeza de que las tasas de vacancia caerán y como consecuencia los precios de los arriendos se incrementarán. De esta manera, el mercado de oficinas de Santiago pasará desde su actual punto de equilibrio hacia un “Landlords Market”, donde el poder de negociación no está en un punto intermedio, sino del lado de los dueños de los espacios.

Es en este tipo de desequilibrio de mercado donde se producen las oportunidades para los desarrolladores que tienen proyectos en fases algo más avanzadas; sin embargo, considerando que al ser limitada la cantidad de alternativas disponibles para usuarios finales, y al competir ellos por estos espacios, se ven enfrentados a condiciones comerciales o contractuales desfavorables que terminan por ser forzadas, o bien que los proyectos de crecimiento o reubicación de las empresas no sean llevados adelante, generando que como mercado el volumen total de negocios de oficinas medidos en valor de contrato disminuya.

En conclusión, creemos que las perspectivas son positivas para el mercado de oficinas clase A en Santiago para este 2018; que estas

perspectivas se mantengan más allá de este año dependerá de la capacidad de reacción por parte de los desarrolladores y su capacidad para enfrentar los riesgos del negocio.

*El autor es director de brokerage de Cushman & Wakefield.

 

Fuente: Pulso